El travestismo no es un tema nuevo y se practica desde la antigüedad. Es el deseo sexual de llevar ropa del sexo opuesto. Sin embargo, no tiene nada que ver con la orientación sexual de las personas implicadas.
Los travestidos suelen ser heterosexuales y les gusta especialmente esta forma de disfrazarse, en la que se adoptan las prendas de vestir, pero también los movimientos y acciones típicos.
La inversión de roles en su perfección
Los travestis experimentan muchas áreas de la sexualidad de forma completamente diferente a las demás personas, al menos cuando desempeñan su papel. Por supuesto, al igual que muchas otras personas con fetiches, los travestis pueden tener una vida sexual completamente normal y sólo actuar a solas y en secreto, por ejemplo.
Así que a los hombres les gusta llevar ropa de mujer y a las mujeres les gusta llevar ropa de tipo típicamente masculino. Sin embargo, a menudo el disfraz va más allá. Así, además de la ropa pura, la propia apariencia también se modifica en consecuencia.
Las mujeres, por ejemplo, se atan los pechos al cuerpo para conseguir un aspecto más masculino, mientras que algunos hombres se maquillan y utilizan pelucas para acercarse a su ideal femenino.
Entrar y disfrutar de un nuevo territorio sexual
Muchos travestis se conforman con disfrazarse y vivir sus fantasías más íntimas. Pero también hay otros travestis que quieren experimentar ellos mismos el acto sexual en el papel del sexo opuesto.
Por supuesto, esto es particularmente exitoso cuando ambos miembros de la pareja sienten el deseo de travestirse y comparten estas necesidades. En estos casos, las mujeres suelen utilizar un consolador con correa y asumen la parte activa.
Penetran a su pareja con este consolador y así se aseguran una perfecta realización del cambio de sexo. Tanto las mujeres como los hombres suelen experimentar la mayor excitación posible durante esta forma de contacto sexual y disfrutan viviendo sus propios fetiches y preferencias.
Relación con travestis
Por regla general, las relaciones con travestis no suponen un problema incluso para las parejas que no comparten este fetiche. Por un lado, ese fetiche puede vivirse sin afectar demasiado a la pareja.
Por otra parte, muchos travestis viven sus fantasías e ideas a solas de todos modos y les basta con estar en la ropa del sexo opuesto durante algún tiempo y masturbarse con frecuencia. En la vida cotidiana, los travestis son absolutamente discretos.
No dejan que se noten sus preferencias y pueden llevar relaciones monógamas armoniosas y duraderas sin ningún problema.
Después del sexo: comportamientos comunes
Sorprendentemente, pero típico de muchos travestis, suelen quitarse la ropa muy rápidamente después de que la pasión se haya calmado. Esto se debe a que el disfraz y la emoción asociada no tienen nada que ver con la vida cotidiana y, en consecuencia, se descartan rápidamente.
Así, después del clímax, la normalidad de la realidad puede volver muy rápidamente y dejar que el travestido vuelva a su traje normal.