La mayoría de la gente asocia el BDSM principalmente con la orientación sexual y, en consecuencia, con la vivencia libre de esta pasión con varios compañeros de juego. Esto es también muy a menudo el caso y la regla para muchas personas en este campo. Pero, ¿qué ocurre cuando el BDSM y el amor se mezclan y se desarrolla una relación de pareja? Se trata de un campo de tensión que las parejas tienen que resolver por sí mismas de una manera completamente nueva.
Los problemas entre el juego y la vida real
Toda forma de relación BDSM es un juego con un desequilibrio de poder. Siempre hay un socio activo y más poderoso y un socio con menos poder. No importa si se trata de la clásica dominación, juegos de médicos o juegos de bondage. Y aquí radica el gran problema que muchas personas ven y también sienten en una relación BDSM.
Porque este desequilibrio de poder puede y debe jugar un papel sólo en el juego y sólo allí. Hay personas que desean experimentar este desequilibrio de poder en la realidad, pero este deseo suele desvanecerse tras las primeras experiencias. Porque una relación verdaderamente feliz y duradera sólo puede tener éxito si ambos miembros de la pareja se enfrentan en igualdad de condiciones.
La comunicación es especialmente importante en una relación BDSM
Una comunicación buena y abierta es importante en cualquier relación. Pero en las relaciones en las que el BDSM desempeña un papel como tipo de juego, la comunicación debe ser aún más abierta y clara. Esto se debe a que en la mayoría de los juegos posibles, uno de los participantes empuja los límites del otro y trata de ampliarlos cuidadosamente o de jugar a lo largo de las fronteras.
Sin una comunicación abierta sobre los propios sentimientos, sobre los deseos y también sobre los tabúes, una relación así no puede funcionar en absoluto. Además, la comunicación ofrece la posibilidad de darse pautas claras sobre cuándo y en qué situaciones jugar.
No siempre tienen que ser rituales fijos
Muchas parejas que mantienen relaciones BDSM hablan de incorporar elementos BDSM en su vida cotidiana. Y lo hacen de forma totalmente imprevista y bastante espontánea cuando el estado de ánimo y el momento son los adecuados. Pero aquí también la comunicación es la clave. No puedes leer a tu pareja como un libro.
Si no están de humor, hay que abordarlo. Pero en este sentido, muchos BDSMers son mucho más abiertos de mente que otras personas. Poder vivir las propias inclinaciones con una pareja querida es enormemente valioso.
Si la comunicación es correcta y siempre hay una clara distinción entre el juego y la vida real, entonces para muchas personas el sueño se hace realidad.
Las relaciones BDSM no son reconocibles desde el exterior
Por fuera, las relaciones BDSM no son diferentes de cualquier otra relación. No es demasiado improbable que alguno de los amables vecinos que saludan en el barrio tenga él mismo una inclinación en esta dirección o incluso la viva con su pareja.
Una relación buena y funcional con un componente BDSM se diferencia de muchas otras relaciones sólo en el ámbito sexual. E incluso ahí, no del todo, porque a las parejas con inclinación BDSM también les gusta disfrutar de un sexo tierno, compartido e íntimo, y ciertamente pueden hacer el amor de forma lúdica.
Porque sigue habiendo claras diferencias entre el sexo y las prácticas BDSM.